Anthony Corrales Esquivel - 08/10/2025
Archivo Diocesano de Alajuela
Fotografía 01 - En recuerdo de Monseñor Monestel
El viernes 8 de octubre de 1937 quedó grabado como una de las fechas más tristes en la historia de Alajuela.
Aquella mañana, como de costumbre, el primer obispo de la diócesis, Monseñor Antonio del Carmen Monestel Zamora, celebró la Santa Misa en su capilla particular del Palacio Episcopal. Después desayunó y se dispuso a participar en un acto público: la bendición del nuevo Almacén de Depósito del Banco Nacional, en la ciudad de Alajuela.
Monseñor Monestel presidía la ceremonia acompañado por importantes autoridades eclesiásticas y civiles, entre ellas el Presidente de la República, León Cortés Castro, miembros del gabinete, el gobernador de la provincia, diputados y representantes del ejército.
Mientras se revestía con los ornamentos litúrgicos —ya se había colocado el alba y se disponía a ponerse la dalmática—, en ese momento sufrió un fulminante ataque cardíaco.
Los doctores Peña Chavarría y Facio, presentes en el lugar, acudieron de inmediato. En el vehículo del doctor Facio había equipo quirúrgico de emergencia y se le aplicó una inyección, pero todos los esfuerzos por reanimarlo fueron en vano. A las 10:20 a.m. se declaró oficialmente su fallecimiento.
El cuerpo de Monseñor fue trasladado en camilla, cargado en hombros por policías y particulares, desde el Almacén hasta el Palacio Episcopal. El cortejo fúnebre, presidido por las más altas autoridades de la Iglesia y del Estado, conmovió profundamente a toda la población alajuelense.
Fotografía 02 - Mons. Monestel acostado en una colchoneta cuando agonizaba, a su lado hincado, el Dr. Peña Chavarría, secretario de salubridad.
Fotografía 03 - El señor presidente Cortés, el expresidente González Flores, el secretario de fomento y el segundo comandante de Alajuela, coronel Morales, encabezando el desfile hacia la casa episcopal.
Ese mismo día, el presidente León Cortés decretó tres días de duelo nacional, mediante disposición firmada por el Secretario de Culto, Lic. Tobías Zúñiga Montúfar.
Las exequias se realizaron el sábado 9 de octubre. La Misa Pontifical fue presidida por el Nuncio Apostólico, Monseñor Carlo Chiarlo, con la asistencia del Arzobispo de San José, Monseñor Rafael Otón Castro Jiménez. La oración oficial estuvo a cargo de Monseñor Zúñiga, penitenciario de la Catedral de San José.
Según los relatos de la época, Alajuela jamás había presenciado una manifestación de duelo tan grande, ni visto reunida una multitud semejante en torno a un doloroso acontecimiento como este.
El féretro fue llevado en hombros de sacerdotes y amigos alrededor del Parque Central, antes de ser sepultado en la Iglesia Catedral de Alajuela. Participaron sacerdotes de todo el país y miembros de diversas órdenes religiosas.
Se cuenta que no hubo ofrendas florales, pues el propio Obispo había dispuesto que el dinero destinado a ellas fuese donado al Hospicio de Huérfanos.
Monseñor Antonio del Carmen Monestel falleció a los 69 años de edad, dejando una profunda huella en la historia eclesial y social de Costa Rica.
Fotografía 04 - En hombros de algunos policías y particulares el cadáver de Mons. Monestel.
Fotografía 05 - Momento en que era introducido el cuerpo a la Casa Episcopal, nótese la gran cantidad de personas afuera expectantes, sobre todo niños.
Nacimiento: 13 de julio de 1868 en San José; bautizado al día siguiente en la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Padres: Ana Cleto Monestel e Inocencia Zamora.
Ordenación sacerdotal: Roma, 10 de diciembre de 1891.
Ministerio pastoral: Párroco en San Juan de Tibás y San Antonio de Belén.
Nombramientos episcopales:
Obispo titular de Sora, 23 de febrero de 1915.
Consagrado obispo el 25 de julio de 1915 y nombrado obispo coadjutor de Tegucigalpa, Honduras.
Primer obispo de la Diócesis de Alajuela, designado mediante el consistorio del 10 de marzo de 1921 y tomó posesión el 14 de agosto del mismo año.
Fallecimiento: 8 de octubre de 1937 en Alajuela.
Expresó Monseñor Monestel en algún momento de su vida:
“La muerte repentina es un premio que da el Señor al alma bien dispuesta al viaje eterno.”
La figura de Monseñor Monestel trasciende su tiempo. Su vida pastoral, su sencillez y su entrega a la diócesis de Alajuela marcaron el inicio de una etapa de madurez espiritual para la Iglesia costarricense.
Su repentina partida, ocurrida en medio del ejercicio de su ministerio, fue vista por muchos como un signo de fidelidad hasta el último instante. Hoy, al recordar su muerte, también celebramos su legado: un pastor que supo servir a Dios con humildad, fe y amor por su pueblo.
Fotografía 06 - Partida de defunción de Mons. Monestel, inscrita en el Libro de Defunciones N.28 de la Parroquia Catedral de Alajuela, Folio 295, Asiento 134